APUESTO POR EL
   GLENFIDDICH 18  

  APUESTO POR EL
   GLENFIDDICH 18  

Tengo que comenzar diciendo que por mi origen cubano –ya comentado en otro post anterior: “LA VIDA DE NOSOTROS” sobre la novela “COMO POLVO EN EL VIENTO” de Leonardo Padura- y porque la primera parte de mi vida la pasé en una sociedad donde era muy difícil conseguir otra cosa que no fuera ron, esta bebida fue, por supuesto, mi primer contacto con el alcohol de alto nivel, ese que según un viejo amigo le ayudaba a conseguir un grado más alto de lucidez.  Así que tuvieron que pasar muchos años para poder llegar a tener acceso a un buen whisky, y un poco más de tiempo para que otro amigo me presentara, solemne y majestuosamente, el Glenfiddich y, desde entonces, el escocés de las Highlands es mi preferido…, tanto es así –y me permito contar una simpática anécdota- que en mi último crucero por el Caribe el barman que amablemente me atendía en la "happy hour" terminó llamándome “Mr. Glen”; claro, ya lo supondrán,  el barman  también había nacido en Cuba.

Yo había catado, hasta el pasado año, los Glenfiddich de 12 y 15 años y estaba muy satisfecho con ellos –y lo sigo estando- hasta que mi esposa, por Navidad, y quizás siguiendo la sugerencia del compatriota de Mr. Glen, me regaló este especial Glenfiddich de 18 años. No soy un catador, no tengo, no sé si por suerte o por desgracia, ese don especial para captar sabores afrutados, efluvios de plantas o intuir hasta qué punto la magia del roble impregnó de un toque especial a la bebida que tomo. Lo mío es tan simple como “me gusta” o “no me gusta” y este Glenfiddich de 18 años me gusta muchísimo y me aporta, al mismo tiempo que el placer de beberlo, un aroma de lucidez que también agradezco. Y añado, porque es importante: acostumbro a beberlo sin hielo y sin mezclar con agua pues ambas opciones alteran el sabor original.

Glenfiddich (en gaélico, Valle del Ciervo, de ahí su logo) fue creada por William Grant en 1887 y es la única destilería escocesa en que la que el whisky es destilado, madurado y embotellado en un mismo sitio, cosa que me ha hecho pensar que existe  un mayor control sobre el producto final. Según ellos mismos, sus tres principales componentes, el aire, el agua (su origen es el manantial de Robbie Dhu) y la cebada malteada son los que inspiraron el diseño de su particular botella triangular que tan bien los ha distinguido. Poco a poco la marca fue ganando prestigio y en 1963 uno de los herederos del fundador comenzó a promover sus licores fuera de Escocia. Acostumbrados, como estaban, los bebedores del resto del mundo al whisky mezclado ("blended"), el impacto del “single malt” hizo las delicias de sus paladares e inició la expansión del Glenfiddich a nivel mundial que ha permitido que llegue a nosotros. 

Mi apuesta, quizás hasta que pueda catar uno de cincuenta años, queda claro que es por el Glenfiddich 18, eso sí, acostumbro a beberlo en los vasos Glencairn por las razones que ya en RyD hemos comentado en El MALTA EN GLENCAIRN.

¡A vuestra salud!

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